Municipalidad de General La Madrid

Bienvenidos al último rancho chorizo que ha logrado sobrevivir en el tiempo en Líbano. Esta pintoresca vivienda perteneció a Aniceta Gadea, quien vivió aquí durante los años 60’. A lo largo de la historia, muchas viviendas en la localidad fueron construidas de esta manera, con la técnica del rancho chorizo, mientras que otras se construían de adobe, para lo cual se necesitaban mayores conocimientos de construcción.

El proceso de construcción del rancho chorizo comenzaba con la colocación de los palo esquineros para marcar las cuatro esquinas, y el horcón en el centro, donde se apoyaba la cumbrera del techo a dos aguas. Luego, se levantaban las paredes y se construía el techo de paja. La peculiaridad de este tipo de construcción es que las paredes se realizaban con tiras de paja entrelazadas en los alambres, y se repetía el proceso hasta completar la estructura.
El barro, que se preparaba en un pisadero, era utilizado para darle forma a las tiras de paja y se dejaba secar. A medida que se secaban, se añadían capas de barro mezclado con chirlo (paja y bosta) para el revoque. Finalmente, una capa más ligera de barro sin paja, aplicada a mano, daba el acabado final. Las paredes, una vez secas, quedaban con una terminación resistente y se mantenían frescas en verano y cálidas en invierno, gracias a sus propiedades aislantes térmicas.

Generalmente, los ranchos, como este, tenían una sola habitación grande, separada por cortinas hechas de bolsa de harina o arpillera, con el baño afuera y en el fondo. Ahora, te invitamos a ingresar a la vivienda, recorrerla y, usando tu imaginación, sumergirte en un pasado no tan lejano, pero muy diferente a los modos y estilos de vida de hoy.