Si bien la fecha oficial de fundación de La Colina es el 22 septiembre de 1911, los primeros asentamientos en este lugar datan de fines del siglo XIX (1860). Desde entonces su principal actividad económica estuvo ligada a la agricultura y la ganadería, y en menor medida a la actividad comercial.
Con la llegada del ferrocarril en 1883 el poblado tomó gran impulso económico. Debido a su condición de punta de riel, hasta aquí llegaban a abastecerse de mercaderías los pobladores de Huanguelén, Coronel Pringles y otros pueblos vecinos.
Los productos agrícolas de los alrededores llegaban con el fin de ser embarcados a los mercados de Buenos Aires y luego al exterior. Del mismo modo, llegaban de Capital Federal mercaderías de todo tipo y materiales que eran utilizados en la construcción de asentamientos rurales en esta región, en donde estaba todo por hacerse.
Durante buena parte del siglo XX el tren pasaba varias veces al día, en distintos horarios, incluidos los sábados y domingos. El recorrido era Zapala-Buenos Aires. Los trenes eran de pasajeros y cargueros, que transportaban frutas, cereales, cueros, aceite, sal, leña o animales.
Una de las costumbres de los colineros era los fines de semana visitar la estación de tren y esperar su llegada en el andén. Este lugar era un centro de reunión, la gente se acercaba a ver pasar el tren, aunque no viajara, o despedir algún familiar. Era el ritual del domingo, todos se ponían su mejor ropa, se reunían y se reencontraban con los vecinos hasta que pasara el tren, luego retornaban para dar el típico paseo dominguero por el centro